Durante la última década, el mercado europeo del acero al silicio ha experimentado una profunda transformación, moldeada por estrictos objetivos de neutralidad de carbono, una rápida electrificación de industrias clave y una reestructuración de la cadena de suministro. Como material fundamental para dispositivos eléctricos de alta eficiencia, el acero al silicio ha evolucionado de un insumo industrial convencional a un componente estratégico que apoya la transición verde de Europa, con un mercado preparado para alcanzar 1,3 millones de toneladas y 2.400 millones de dólares en 2035.
La estructura de la demanda ha cambiado dramáticamente, con el acero al silicio no orientado liderando el crecimiento, impulsado por los sectores en auge de los vehículos eléctricos (EV) y las energías renovables. Los motores para vehículos eléctricos y los motores industriales de alta eficiencia aumentan su demanda anual en más del 5%, mientras que las industrias de energía eólica y solar impulsan el consumo con una tasa de crecimiento anual superior al 20% en medio de esfuerzos de mejora de la red. El acero al silicio orientado para transformadores mantiene un crecimiento constante a una tasa compuesta anual de alrededor del 1,6%, respaldado por estándares obligatorios de eficiencia energética que han pasado de IE3 a IE4, estimulando la demanda de productos de alta calidad y bajas pérdidas. La polarización de la demanda del mercado es evidente: el acero al silicio de alta pureza para usos automotrices y fotovoltaicos aumentó un 23% interanual, mientras que los productos de calidad ordinaria para la construcción cayeron un 12% debido a las dificultades económicas.
La dinámica de la cadena de suministro se ha visto remodelada por la regionalización y la localización impulsada por políticas. Después del conflicto entre Rusia y Ucrania, la UE designó el acero al silicio como materia prima crítica, lo que elevó las tasas de adquisición local del 58% en 2022 al 81% en 2025. Noruega y Suecia ampliaron la producción hidroeléctrica en un 30% para llenar los vacíos de suministro, mientras que Alemania domina como el mayor consumidor (32% del volumen total) e importador, con Noruega liderando la producción regional (42% del total de Europa). El Mecanismo de Ajuste en Frontera de Carbono (CBAM) aumentó los costos de importación en un 19%, reduciendo la participación de la oferta de Asia a menos del 12% y fortaleciendo el comercio dentro de la UE, con Alemania, Francia e Italia como exportadores clave a Polonia, la República Checa y España.
La innovación tecnológica y los esfuerzos por la economía circular son pilares fundamentales del crecimiento. Los fabricantes invirtieron más de 15 mil millones de euros en procesos bajos en carbono, con hornos de reducción de hidrógeno y fundición por plasma que redujeron el consumo de energía en un 40%. Las tecnologías de clasificación automatizada (corrientes de Foucault y espectroscopia de descomposición inducida por láser) aumentaron la pureza del reciclaje del 75% al 92%, satisfaciendo las necesidades de producción de alta calidad, mientras que los sistemas de control digital redujeron los costos entre un 8% y un 12%. Los principales actores como Voestalpine y ArcelorMittal se centran en productos de calibre fino (0,23 mm e inferiores), mejorando la permeabilidad magnética y reduciendo las pérdidas del núcleo.
De cara al futuro, el mercado europeo del acero al silicio seguirá expandiéndose moderadamente a una tasa compuesta anual del 1,0-1,6%, impulsado por la penetración de los vehículos eléctricos, el crecimiento de las energías renovables y la estrategia de materia prima crítica de la UE. Equilibrar los costos de energía, avanzar en la tecnología de reciclaje y cumplir estrictos objetivos de emisiones seguirán siendo desafíos clave, mientras que los productos de alta calidad y bajas emisiones de carbono definirán la competencia futura.